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Capítulo 2: Amor y Ley

El Apóstol Juan retiene el honor de darnos una clara definición del pecado. En cualquier otra parte de la Biblia, la definición es asumida. 1 Juan 3:4 dice,

4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley [griego: anomia].

El infringir la ley [ilegalidad o rebeldía] es una actitud del corazón. Es despreciar la ley. Es poner a un lado la ley, como si Dios ya no requiriera obediencia. O es pensar que Dios ha puesto a un lado la "vieja ley" en favor de otra ley. Usualmente la infracción cristiana de la ley toma la forma de enseñanza que Jesús sustituyó una nueva ley de "amor" por la "vieja ley", como si la ley de Moisés fuere basada sobre odio y venganza.

Este punto de vista está basado sobre un mal entendimiento completo de la ley. La ley de Moisés fue basada totalmente en amor. Por ejemplo, amar a nuestro prójimo significó que uno no debería de robarle, o asesinarle, o codiciar algo de su propiedad. Estas leyes definen el amor en maneras específicas. Sin esas leyes es­pecíficas, el hombre pudiera justificar sus robos, asesinatos, o sus codicias. Sin leyes especificas, el hombre justifica la usura, cuando Dios la llama robo. Ellos justifican el adulterio en el nombre del amor. Ellos justifican relaciones homosex­uales en el nombre del amor. Ellos justifican el sistema de prisiones en el nombre de "ley y orden". Aun ministros justifican sus codiciosas prácticas en robar dinero de la gente por fraude y engaño en sus esfuerzos de recolectar dinero. Muchos muy bien conocidos evangelistas sanadores cobran dinero a la gente para poder subir a la plataforma y recibir oraciones por sus curaciones. ¡Han superado a Balaam!

En el nombre del amor, esos cristianos líderes sin ley han saqueado a los creyentes incautos de incontables miles de millones de dólares. Ellos llaman a esto amor, y ellos justifican sus acciones en citar e interpretar Escrituras por sus mentes carnales, convirtiéndoselas en unas tradiciones de hombres. La ley de Dios nos da el significado del verdadero amor.

Es verdad, sin embargo, que la ley en sí no define la forma más alta de amor llamado amor ágape. La ley simplemente define amor phileo. Esas son palabras griegas encontradas en el Nuevo Testamento, las dos traducidas "amor". Amor phileo significa "amor fraternal". Amor ágape es amor divino, porque este es incondicional.

Amor phileo es el tipo de amor que es encontrado entre hermanos. Cuando niños crecen juntos, ellos deben de aprender a respetar los derechos de sus hermanos y hermanas. Los padres se encuentran ellos mismos cada día como árbitros arreglando pequeñas disputas legales entre hermanos. Esto podría llegar a ser fastidioso para los padres, pero es extremadamente importante para los niños mientras que lleguen a la madurez. Cada vez que una disputa es arreglada, el padre o madre está enseñando a los niños la diferencia entre el bien y el mal. El padre o madre está enseñando los derechos propios. Los padres están enseñando la ley.

Amor phileo es así un amor legal. Esto enseña una relación de 50/50 entre her­manos. La ley establece las limitaciones entre cada lado del cuarto del niño. La ley respalda cada derecho para adueñar ciertos juguetes o ropa del niño. La ley disciplina cada niño que lastime a otro o robe de sus hermanos o hermanas.

Los padres se pueden cansar de tal disciplina, pero sin leyes, un niño va a crecer pensando que el mundo entero es de él. Si un niño crece con injusticia con­tinuamente perpetrada sobre él, él va a pensar que el mundo es un lugar muy injusto, y él va a responder de la misma manera. Su creencia seria "hacer a otros antes de que ellos me hagan a mí".

Él va a pensar que él tiene un derecho natural para hacer como a él le plazca, y nadie más tiene algún derecho de pararlo de tomar lo que él quiere. En breve, él crece siendo un criminal, porque él cree que otros no tienen respeto por sus dere­chos, y así él no tiene respeto por los derechos de otros tampoco. Esto es el porque es muy vital que los niños sean tratados amorosa y juiciosamente cuando ellos son jóvenes. Ellos deben de aprender amor phileo en orden para prepararlos a que aprendan amor ágape.

Amor ágape es un amor maduro, incondicional. Esos quienes están espiritualmente maduros son capaces de amar a otros no importa tan no amables que sean. Ellos son capaces de amar aún esos quienes abusan de ellos. Ellos no opinan de otros en términos de buenos y malos, sino como gente quienes son vecinos futuros en el reino de Dios, creyentes futuros en Cristo. Por lo tanto son capaces de hacer lo que ellos puedan para asistir a tal gente en cualquier manera posible para crecer en madurez espiritual.

La ley de Moisés sola es insuficiente en traer una persona en la madurez de amor ágape. La ley define sus derechos de acuerdo al amor phileo, así amor phileo es obtenido por aprender de la ley divina. Pero la gracia del amor ágape viene a través de conocer al dador de la ley, Jesucristo. Esta viene por relación, no por conoci­miento de lo que Jesús dijo. Y aun, el verdadero amor ágape no puede ser obtenido aparte de aprender lo básico de amor phileo en la ley divina.